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Diez razones por las que los evangélicos no deberíamos hablar de 'ideología de género'

Publicado: 2017-11-30

Por Alejandro Rivas

La guerra contra el enfoque de género continúa. A una mayoría fujimorista que se opone a cualquier proyecto de ley que contenga la palabra“género”, se suma el hecho reciente de que el Ministerio de Educación haya decidido aplicar el nuevo currículo educativo de manera progresiva. Asimismo, y como era de esperarse, diversos colectivos y sectores evangélicos integristas han levantado sus críticas hacia el movimiento Ni Una Menos, interpretando las demandas de las organizadoras como “la imposición de la ideología de género en la educación” y no está demás recordar que existe una decisión judicial pendiente acerca de la validez del enfoque de género en el currículo educativo.

Si bien gran parte del respaldo popular a esta “guerra contra el enfoque de género” proviene de los sectores evangélicos, es justo decir que no todos los evangélicos pensamos de la misma manera. Desde El Profeta, además de promover la participación de los creyentes en la marcha Ni Una Menos, manifestamos nuestro respaldo al enfoque de género en la educación básica. Así pues, creemos que hablar de “ideología de género” es perjudicial por las siguientes razones:

1. Se ignora la importancia del concepto “género”

Hace ya décadas que el mundo académico y las legislaciones del mundo distinguen el sexo (lo biológico) del género (lo cultural). ¿Por qué razón? Para poner fin a la desigualdad y la violencia. En efecto, muchas creencias culturales sobre lo femenino y lo masculino influyen destructivamente en las personas: “las mujeres son para la casa”, “los hombres son más racionales e inteligentes que las mujeres”, “si se viste así ella se lo buscó”, etc. El enfoque de género nos ha permitido identificar cuándo el trato hacia hombres y mujeres está basado en prejuicios o estereotipos que provienen de la cultura y no de la naturaleza. ¡Una lástima que cierto pensamiento acogido por las masas olvide la utilidad del término para hacer de él una mala palabra! Una educación que enseñe a los ciudadanos desde pequeños a identificar los estereotipos culturales que pesan sobre los sexos es indispensable en la lucha contra la violencia.

2. La “ideología de género” confunde los enfoques de género

Si el concepto de género no es nuevo, ¿por qué recién desata controversia? Pues por el miedo a que terminen prevaleciendo los nuevos enfoques sobre el género. Aquí está la verdad del asunto. Diversos colectivos “pro-familia” hablan del género como si hubiera un único enfoque, cuando es posible distinguir dos. El primero, señala que la cultura contribuye a construir las identidades de hombres y mujeres sobre la base de la diferencia biológica hombre-mujer. El segundo enfoque, el constructivista, defendido por la teoría queer, señala que la cultura es capaz de construir y modelar el sexo biológico, al punto que no deberíamos hablar de hombres y mujeres, ya que estas son categorías que han sido construidas según los contextos y los tiempos. Lamentablemente, quienes hablan de “ideología de género” ignoran la diferencia entre ambos enfoques y piensan que son lo mismo. No hay una apreciación seria, informada o responsable sobre lo que podrían aportar estos enfoques. Prima el miedo antes que el conocimiento.

3. Eliminar el “género” entorpece la lucha contra la violencia hacia las mujeres

Muchos creyentes se levantan, hoy por hoy, contra el enfoque de género, pero ¿qué están haciendo para evitar la violencia basada en los estereotipos que provienen de la cultura? Evitando la palabra género no se cambiará nada. No puede haber crítica sin propuesta. Más aún, el peligro de negar la existencia del género (lo cultural) es que se reduzca todo a lo biológico. Para explicarlo de manera clara: el gran riesgo de negar el rol de la cultura en la construcción de las identidades sería la de asumir que todo proviene de lo biológico, pues el trato desigual y hacia la mujer podría terminar concibiéndose como parte del orden "natural" (como así ocurría hasta mediados del siglo XX).

4. Muchos evangélicos olvidan que el mismo Jesús combatió la violencia de género

La palabra “género” no aparece en la Biblia. Sin embargo, en el contexto patriarcal, propio de los tiempos bíblicos, la cultura definía restrictivamente la identidad de las mujeres. No obstante, Jesús rompe con los estereotipos femeninos de su tiempo tratando a las mujeres como a iguales. Jesús habla con una mujer samaritana (Jn 4), pese a que era indecente que una mujer hablase públicamente con un hombre; él era acompañado por mujeres durante su ministerio público (Lc 8:1), cuandoellas, culturalmente, estaban relegadas al ámbito privado; se dejó tocar por una prostituta (Lc 7,36-50), lo quepara su contexto era sinónimo de impureza; escogió como primeros testigos de su resurrección a las mujeres (Lc 24:1-12), hecho culturalmente desafiante, pues la mujer no era considerada un testigo veraz, etc. Hoy los creyentes están llamados a tratar a hombres y mujeres en los mismos términos, pero para ello es preciso identificar las restricciones culturales que los y las limitan. Esto es precisamente la contribución del enfoque de género.

5. Tras el rechazo a la “ideología de género” se esconde un anti-intelectualismo

El género surge en el ámbito de las ciencias sociales, pero su estudio ha recibido el aporte de otras disciplinas (la psicología, el psicoanálisis, la historia, la estadística, etc.). ¿Es correcto rechazar un término sin haberlo investigado?, ¿Se puede hablar responsablemente del género sin haber leído y rebatido los argumentos de Beauvoir, Firestone, Millet, Irigaray, Butler, Wittig, Preciado, Haraway, Lacan, Foucault, entre otros autores? Desgraciadamente, la información transmitida por ciertos colectivos, lejos de ser precisa e imparcial, está construida a partir de interpretaciones subjetivas.

6. La “ideología de género” es una ideología en sí misma

Recurrir a la “ideología de género” dificulta el diálogo con el Estado y con los demás actores sociales, pues en vez de utilizar el vocabulario académico propio de los estudios de género, se apela a un vocabulario inventado y políticamente agresivo. Siendo esto así, la “ideología de género”, termina siendo, irónicamente, un recurso ideológico con miras a contar con el apoyo de las masas.

7. Se apoyan intereses políticos particulares

En Colombia la “ideología de género” fue utilizada para votar en contra del tratado de paz con las Farc. En Brasil, ese fue el aliciente para que los evangélicos votaran en favor de la vacancia de Dilma Russef. En Perú esta ideología ha servido para crear un frente evangélico que gane réditos políticos y respalde popularmente al fujimorismo. Estas son pruebas de que, lamentablemente, la cuestión del género viene operando como un interruptor que enciende candentes disputas que juegan a favor de determinados actores políticos y sus intereses.

8. Se construyen enemigos de la nada en perjuicio de la paz

Para muchos creyentes y colectivos “pro-familia”, la ideología de género forma parte de una conspiración mundial frente a la cual, los hijos de Dios deben desatar una guerra cultural. Un nuevo enemigo ha sido creado por ellos: el lobby gay ¿Por qué las leyes y las políticas públicas hablan de género?: ¡por el lobby gay! Por qué el Estado no quiere hacer caso a los evangélicos: ¡por el lobby gay! Hay muchos autores, argumentos e investigaciones que respaldan los enfoques de género, pero eso no importa: ¡El lobby gay es el origen de todos los males! 

9. Daña el testimonio público de la iglesia

El concepto “ideología de género” surgió en el catolicismo. Este calificó como ideología a los enfoques queer sobre el género. Es cuando el concepto es importado al mundo evangélico cuando se radicaliza para extenderlo a cualquier cosa que vaya contra la moral cristiana. El problema no es que las iglesias muestren su desacuerdo, sino que este sea expresado a través de un concepto que evita el debate serio. Para los grupos integristas la “ideología de género” se ha vuelto una palabra mágica para rechazar con apasionamiento aquello que debería ser discutido con prudencia y argumentación. De ser así, los cristianos, en vez de ofrecer razones, solo estarían imponiendo su postura a través de la repetición de un concepto lo suficientemente gaseoso y amplio como para comprender todos los males de este mundo. ¡Terrible forma de dañar el testimonio cristiano en la esfera pública!

10. Dejar de hablar de “ideología de género” no significa dejar de ser críticos

¿Dejar de hablar de “ideología de género”significa aceptar todo lo que el Estado o la sociedad civil dice? No, de eso no se trata. ¿Queremos los evangélicos pronunciarnos sobre el género? Pues no lo hagamos a través de un vocabulario tan peligroso ni siguiendo a caudillos beligerantes, poco informados y motivados por el miedo. Debemos buscar la verdad a través de la investigación y la imparcialidad. Es tiempo de escuchar otras voces, de repensar nuestro proceder y testimonio público, de diseñar otras estrategias, pero sobre todo de medir las consecuencias de nuestros actos.


Escrito por

elprofeta

Un grupo de evangélicos comprometidos con la justicia y misericordia de Dios en la esfera pública


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El Profeta

Un blog dirigido por cristianos comprometidos con la justicia de Dios en la esfera pública. Otra iglesia, sociedad y política son posibles