Red de Juventudes Cristianas Convoca a Evangélicas y Católicas a Marchar en NiUnaMenos
RED DE JUVENTUDES CRISTIANAS
PRONUNCIAMIENTO EN FAVOR DE LA PARTICIPACIÓN DE LA COMUNIDAD CATÓLICA Y EVANGÉLICA EN LA MARCHA “NI UNA MENOS” (1)
La Red de Juventudes Cristianas, colectivo que comprende a diversos jóvenes evangélicos y católicos, comunica su participación en la marcha “Ni Una Menos” a fin de expresar su rechazo contra toda forma de violencia contra las mujeres.
A través del siguiente pronunciamiento, la Red expresa las razones de su participación y exhorta a los cristianos y cristianas a participar en ella:
1. La violencia contra la mujer es uno de los principales problemas en nuestro país. Frente a ello, el Evangelio de Cristo nos demanda comprometernos con sus víctimas de manera incondicional y sacrificial (Lucas 10:25-37). Las Buenas Nuevas nos impulsan a llevar un mensaje de esperanza al servicio de las personas que son física y espiritualmente oprimidas, tanto dentro como fuera de la iglesia.
2. La violencia es un pecado, pero no puede reducirse al ámbito moral o espiritual. La violencia trasciende el plano de lo individual para calar en ámbitos políticos, legales, institucionales y culturales. El mismo Jesús que llamó al arrepentimiento personal (Mc 1:15) es el mismo que también defendió a los pobres y excluidos, dejó pautas para una vida social alternativa (Mt 10:10; Mt 5-7; Mt 20:25-28; etc.), cuestionó las reglas y las tradiciones que excluían (Mt 15:2; Mt 12:7; etc.), señaló y denunció el pecado de los poderosos, de sus tradiciones y sus estructuras (Mt 21:12ss; Mt 23, etc.). La marcha NiUnaMenos es una oportunidad para propiciar el cambio estructural y cultural que no debemos desaprovechar.
3. Se ha objetado que la marcha no debería centrarse sólo en la violencia contra la mujer. Sin embargo, creemos que decir “justicia para todos” no es suficientemente específico. Jesús y los profetas del Antiguo Testamento denunciaron la injusticia que era visible en conductas, tradiciones, leyes e instituciones específicas, porque se buscaba eliminar y/o transformarlas. La violencia es un problema de todos, pero no nos afecta a todos de la misma manera. Estadísticamente, la violencia daña más a las mujeres que a los hombres en nuestra sociedad. La violencia contra las mujeres se ampara en un sistema de creencias cargado de estereotipos, algunos de los cuales han sido reforzados incluso dentro de nuestras propias iglesias. El énfasis de expresiones tales como “Ni una menos”, que ponen énfasis en lo femenino no debe interpretarse como un rechazo u odio hacia la persona masculina, hecho que contravendría la igualdad entre hombres y mujeres (Gn 1:27; Gál 3:28), sino como expresiones que buscan reivindicar el protagonismo femenino y favorecer su merecido posicionamiento frente a la una cultura que las margina o cosifica. Su objetivo es, pues, alcanzar la igualdad a través de la equidad de género.
4. Desde la Red, consideramos que participar en la marcha constituye un testimonio de solidaridad con las víctimas de la violencia. Creemos que nuestra ausencia transmitirá un mensaje negativo a la sociedad: la indiferencia para con los problemas de nuestra ciudad y nuestra pasividad frente al sufrimiento humano. Antes bien, la Red hace caso del llamado que dice: “Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice traspasar, y rogad por ella al SEÑOR; porque en su paz tendréis también vosotros paz.” (Jr 29:7). El cristiano debe aprovechar toda oportunidad a su alcance para construir la paz y combatir la injusticia en su sociedad (Mateo 5:6-9). No podemos esperar tranquilamente al interior de nuestras iglesias mientras exista violencia e injusticia afuera de ellas: “La injusticia en cualquier lugar es una amenaza a la justicia en todo lugar. (...) Lo que afecta a una directamente, nos afecta a todos indirectamente” (Martin Luther King Jr.).
5. Para la Red, salir a las calles es un acto simbólico a través del cual reconocemos que a gran parte de los creyentes les falta sensibilizarse, capacitarse e involucrarse en el problema de la violencia contra las mujeres. Marchamos reconociendo que, tanto católicos como evangélicos, no hemos realizado todos los esfuerzos que hubiéramos podido hacer para prevenirla y combatirla la violencia.
6. Finalmente, la Red rechaza todo intento por desprestigiar la participación de los evangélicos(as) y católicos(as) en la marcha. Conminar a los jóvenes cristianos a que asistan a marchas “pro-vida” o “pro familia”, pero, al mismo tiempo, cuestionarlos y disuadirlos a no marchar en defensa de las mujeres, no es una postura íntegra que realmente defienda la vida. Abstenernos de participar solo por el hecho de que a la marcha asistirán colectivos no cristianos o que no comparten nuestras posturas morales y políticas no solo denotaría intolerancia (valor esencial en una democracia), sino un incumplimiento al deber cristiano de procurar la paz con nuestros semejantes (Mt 5:9; 1P 3:10,11; Stg 3:18; Jn 14:27; Ef 5:11). Como cristianos, estamos dispuestos a asumir con responsabilidad y entereza, de ser el caso, la incomprensión de nuestras comunidades de fe, así como la respuesta pacífica y argumentada a las objeciones y críticas que desde la sociedad civil se nos planteen.
Lima, 23 de noviembre de 2017
Firmantes en orden alfabético:
Giovanna Apaza
Andrea Ardiles
Dámaris Bonzano Pelaez
Silvia Cáceres
Ingrid Cervantes
Lorena Góngora Chiguamán
Fiorella Guerrero
Sandra Gutiérrez
Sarah Hasen Flores
Michaela Johnke
Betsy La Chira Gatica
Jhosselyn Rejas Curasi
Milagros Rodríguez
Rut Pérez Saldarriaga
Rocío Salón Huamán
Stefanny Sedano Chávez
Keyla Yllaconza Mondragón
Roberto Avilés Rojas
César Cárdenas
Renzo Díaz Camacho
Guillermo Flores Borda
Francisco Herrera Rose
Omar Hurtado de Mendoza
Daniel Ángel Iglesias
Joseph Peña
Santiago Quispe Lizana
Estéfano Ramírez
Alejandro Rivas Alva
Christian Tantaleán Altamirano
Jhonatan Vicuña Lázaro
Siguen firmas…
(1) El presente texto está inspirado en el pronunciamiento realizado por la Red por una Familia Sin Violencia, efectuado en agosto del año pasado.